Máscara

Un demonio contenido en el museo

Entre los tesoros del Museo del Cine se encuentra la cabeza de una criatura que es el horror de los horrores. El objeto en cuestión pertenece al film La galería del terror (1987), dirigida por Enrique Carreras y protagonizada por Alberto Olmedo y Jorge Porcel. Su nombre es Majamuden y es obra de uno de los mejores maquilladores de la historia de la televisión y el cine argentinos: el legendario Natán Solans.
Todo comenzó con un diálogo que su creador mantuvo con un judío ortodoxo. Entonces se enteró de la existencia de Majamuden: un demonio del folklore judío que es la malvada entidad responsable de arrastrar a las almas a lugares aterradores. La creación de un personaje necesita de vasta información. Hay que dotarlo de personalidad y recrearlo en su forma física y mística. Su amigo le dio toda esta información. Para el film se crearon tres máscaras de látex a partir de un solo molde: dos de las cuales fueron utilizadas en el film y la otra quedó como resguardo. Esta última es, “gracias a Dios”, la sobreviviente. Podría decirse que el Majamuden encontró en Solans a su propio ángel de la guarda.
En plena preproducción, el maquillador conversó con los propietarios de los Estudios Baires. A uno de ellos, conocedor de la leyenda, no le hizo mucha gracia la aparición de este demonio, pero aceptó muy respetuoso su inclusión. Solans comenzó a recorrer las galerías, pensando en la creación de la escenografía, en la motricidad y en los planos de las criaturas. Mayúscula fue su sorpresa cuando descubrió decenas de sets abandonados, muchos en estado calamitoso, de las producciones que hizo en nuestro país Roger Corman en los años ochenta. Los decorados eran terribles; pero, gracias a trucos de encuadre e iluminación, funcionaban para los films del Rey de la Clase B. También encontró muchas máscaras de monstruos que estaban tiradas por doquier. Solans realizó más de 40 caracterizaciones propias y reutilizó, poniéndolas nuevamente en valor, casi todas aquellas abandonadas por el equipo de filmación estadounidense.
La filmación de La galería del terror fue algo caótica y duró tres meses. En este punto es necesario hablar de otra legendaria película de Enrique Carreras, Obras maestras del terror. Se suele decir que no la dirigió el prolífico realizador, sino Narciso Ibáñez Menta y su hijo Chicho Ibáñez Serrador. Sin embargo, de acuerdo al actor, esto no es cierto: Chicho aconsejaba a Carreras sobre las tomas, los efectos especiales y la iluminación; pero se limitaba a eso.
Algo similar sucedió en La galería del terror. Solans guió a Carreras en todo lo referido a la filmación de una película fantástica: cómo tenían que ser iluminados los tétricos fondos, las tomas para no delatar las caracterizaciones y los vertiginosos movimientos de cámara en las secuencias de acción.
La temible máscara del Majamuden está firmada por “los Solans”. A Natán lo acompañaron su ex esposa Norma y Anita Chechin. Carreras le pagó muy bien por su trabajo, alrededor de 7.000 dólares, cifra que supera a la que cobró por algunos de los trabajos realizados para Roger Corman.
Lamentablente, el film sufrió numerosos cortes. En muchos de ellos aparecía el Majamuden. En el Museo del Cine, este demonio, único en su tipo, se encuentra “contenido” y protegido. La cinefilia argentina, agradecida.

Máscara de La galería del terror (Enrique Carreras, 1987)
Autor: Natán Solans
Medidas: 20 x 64 x 29 cm
Donación: Natán Solans