Imágenes pioneras
Estos fotogramas animados por un joven Quirino Cristiani en 1916 para amenizar los noticieros cinematográficos de Federico Valle son, posiblemente, algunos de los primeros dibujos animados realizados en la Argentina.
Cristiani hizo un breve curso en la Academia de Bellas Artes, y a los diecinueve años, ya había conseguido trabajo rentado como dibujante de humor político en algunas publicaciones. Por entonces, esto era una práctica habitual en revistas como Caras y Caretas o pbt.
Me intriga saber cómo fue que este realizador se encontró con los dilemas de la animación y los movimientos construidos cuadro a cuadro, dado que fue el pionero en nuestro país y, por lo tanto, tuvo que inventar sus propias soluciones. Probablemente los cortos animados unos pocos años antes en Francia por Émile Cohl llegaron a sus ojos. Cristiani se las ingenió para poner bajo la cámara a sus personajes montados como figuras planas de cartón, con articulaciones cosidas con aguja e hilo, para luego fotografiarlos cuadro a cuadro variando sus poses. Algunos elementos se animaban «por sustitución». Hoy conocemos esa técnica de animación como Cut Out o Stop Motion. En algunas imágenes documentales podemos verlo trabajando sobre cartones negros con líneas blancas. Por lo tanto, lo que llegaba a las pantallas era su imagen negativa.
Las historietas y los dibujos animados nacieron al mismo tiempo en los últimos años del siglo xix y tuvieron desde entonces muchos recursos en común. En el período silente, estos “chistes animados” incluían globos de diálogo, un encuadre único (como un chiste gráfico de una sola viñeta) y sumaban el desafío de hacerlo funcionar con un despliegue temporal. Para construir la situación humorística, Cristiani presentaba un elemento que se resignificaba con el agregado de otro. ¿Qué podían sumarle los recursos del cine a un chiste gráfico que ya funcionaba perfectamente en el papel? El tiempo. Muchos recorrieron este mismo camino, animando con mayor o menor gracia personajes nacidos en diarios y revistas.
Este joven entusiasta, autor de estas imágenes, no sabía que al año siguiente iba a realizar con esta misma técnica el primer largometraje animado del mundo, El apóstol (1917), razón por la cual cada 9 de noviembre celebramos el Día Nacional de la Animación Argentina.