Fotograma La mosca y sus peligros

La ciencia como espectáculo

De la misma manera que el cine nació ligado al mundo científico de su época, la ciencia fue un componente habitual de la industria del entretenimiento, incluso desde antes del surgimiento de este nuevo medio. Esto no fue menos cierto en nuestro país, donde los primeros films científicos fueron, sobre todo, productos por encargo, que se rodaron en las mismas compañías que, por entonces, estaban dando forma a la incipiente cinematografía nacional. Concebidas en el seno de esa naciente industria, estas películas pioneras estuvieron sujetas a algunas de las mismas estrategias formales, temáticas y de mercado del cine comercial. Hacia 1920, de la mano del higienismo −que venía desarrollándose como práctica institucionalizada desde fines del siglo xix− el cine científico argentino cobró impulso y se enriqueció con el surgimiento de una serie de películas que se valieron de esas estrategias espectaculares para llevar las enseñanzas de la ciencia a las masas.

La mosca y sus peligros (1920) es uno de los primeros hitos del temprano cine de vulgarización científica en el país. Fue producido por el Establecimiento Cinematográfico Martínez y Gunche, responsable, asimismo, de la célebre Nobleza Gaucha, sin duda, la película nacional más exitosa de la etapa silente. Realizada poco después de la pandemia de gripe española que azotó al país entre 1918 y 1919, la película recoge el clima de prejuicio y alarma que acompañó a esa plaga, cuyo origen se asoció inmediatamente a las crecientes oleadas de inmigrantes que arribaban de Europa. El film contó con el asesoramiento de un ignoto médico de apellido Bárbara y está investido de un discurso científico de autoridad que acompaña a cada una de las imágenes mostradas. Comienza por presentar una descripción filogenética de la mosca, deteniéndose en sus particularidades orgánicas y biológicas. Sin embargo, hacia la mitad del film, cuando se empieza a ahondar en los efectos nocivos que ésta produce en la salud humana, el objetivo discurso científico inicial da paso a un registro más cercano al género fantástico o de terror: a través de la cinemicrografía convierte al insecto en un verdadero monstruo e introduce algunas de las imágenes más espeluznantes del film.

Los cuasi teratológicos planos de la mosca, así como las horribles amplificaciones de las múltiples bacterias que anidan en sus patas, vuelven visible lo invisible y aterrorizan al espectador al mostrarle la incapacidad de sus sentidos para percibir el peligro. Este mediometraje higienista fue el primero de una serie de films cinemicrográficos rodados en el país por esta empresa pionera en la utilización de esta técnica, cuya utilidad didáctica se vio rápidamente opacada por su creciente potencial espectacular. Ese cine de lo invisible contribuyó a abonar una estética del asombro en la que el placer comenzó a girar en torno a la fascinación por ver imágenes previamente inconcebibles, mezclando, sin conflictos, educación y entretenimiento.

Fotograma de La mosca y sus peligros (Eduardo Martinez de la Pera y Ernesto Gunche, 1920)
Película con fines didácticos que alerta sobre los peligros de la mosca utilizando técnicas de microfotografía.
Soporte diacetato, nitrato
Duración 35’
productora Martinez y Gunche