Cuarenta años después
En 1970 la Municipalidad porteña organizó un concurso de cine en Super 8 y 16mm titulado “Imágenes de Buenos Aires”. Hubo dos ediciones. En la primera participé con un documental amateur sobre una feria de alimentos en Saavedra, que pasó desapercibido. Al año siguiente presenté un film más complejo, aunque ingenuo en su estructura en episodios. Un amanecer en Retiro y en la Plaza de Mayo, un domingo en el Rosedal de Palermo, algunos rincones perdidos del barrio de Belgrano, los carteles de neón en la noche del centro. Pero le dediqué especial atención al tema que me identificaba: el Festival B.A.Rock en el Velódromo, en el momento que una nueva cultura florecía con su fuerza inicial. A mis 19 años cursaba entonces el primer año del Centro Experimental del Instituto Nacional de Cinematografía. Ensayé composición del cuadro, exposición, lentes, montaje en cámara, títulos animados… La película ganó el tercer premio (Adquisición). El primero fue para Eduardo Pla por un documental sobre el asilo de ancianos que funcionaba donde hoy está el Centro Cultural Recoleta. Pasada la ceremonia de entrega de premios y la exhibición al público, el original (al ser película reversible no permitía hacer un negativo ni copias) quedó en los archivos de la Municipalidad. Con los vaivenes políticos y administrativos del país, lo di por perdido y me olvidé del asunto.
Cuarenta años después, en noviembre de 2011, recibí un mensaje de Pablo Mazzolo, colaborador del Home Movie Day: “Encontramos una película tuya”. Desde su primera edición yo concurría asiduamente a este evento (también conocido como El día de las películas familiares), organizado por el Museo del Cine en el Centro Cultural Ricardo Rojas. Allí se vieron películas caseras en 16mm de mi padre y mis primeros ejercicios en Super 8, realizados a comienzos de los años setenta. Ese año no pude asistir y Pablo me describió lo que había visto. “No puedo creerlo”, respondí. “Sí, es mío”. En los créditos aparecía mi primer nombre, Eduardo C. Caldini. El carrete archivado bajo un rótulo erróneo había sido elegido al azar para llevarlo esa tarde a la proyección. Al año siguiente, se organizó una función especial durante el bafici dónde se vieron esta y otras películas redescubiertas. Más tarde se digitalizó en hd para incluir fragmentos en un documental sobre canciones prohibidas durante las dictaduras.
Pensándolo bien, tiene sentido que las películas de esos concursos hayan llegado al Museo del Cine.