Fotografía de Kito Rodriguez

Un olor a esto

Fotografía Francisco “Kito” Rodríguez con Armando Bó
Intervención de la imagen por la hermana de Kito, Celia Rodríguez
Donación: Celia Rodríguez.
Retrato autografiado de Armando Bó, dedicado al coleccionista Kito Rodríguez.

En una de sus películas, Armando se atreve a definir la poesía como “un olor a esto”. Se lo hace decir a la Coca a la vera del río y, por su intermedio, apelando a uno de los sentidos que al cine le faltan, nos revela el anhelo de totalidad de sus películas.

Nada más lejos de la vista como metáfora desencarnada de racionalidad que la Visión de cualquiera de las imágenes creadas por Bo. Si los espectadores somos “los inválidos que sueñan con la acción” (como afirma José Giovanni en su novela La scomoune), Armando es nuestro lazarillo y todos somos Kito, corriendo sin impedimento alguno detrás de la pelota de trapo o de la de cuero, alzando el vuelo tironeados por cualquiera de sus barriletes, o acariciando la tentación desnuda en la arena con lujuria tropical, insaciable. ¿Qué nos habrá dicho al oído ese día la sonrisa cómplice de la foto? ¿Nos agarró del hombro para indicarnos el rastro del espectáculo que vale la pena oler entre tanto perfume “paquete”? ¿Nos tocó para que viéramos con los ojos del alma su misticismo erótico? Un hombre rechaza a la Diosa para seguir leyendo a Sartre en Y el demonio creó a los hombres, pero Bo sabía que el milagro estaba en poner “los ojos en esa hermosa”. En ese tacto del director está el cineasta. Y en el gesto de agacharse para entrar en la foto está el actor, con la corbata a lunares y el robusto sobretodo, que entra en cuadro y se aviene a la estatura de su partenaire.

Francisco “Kito” Rodríguez (1910-1988) fue un coleccionista no vidente. Coleccionó autógrafos y fotografías de figuras del cine, la televisión y la radiofonía desde los años treinta hasta los ochenta.

En 1953 fue distinguido como el socio Nº 1 de la Asociación de Cazadores de Autógrafos.