Publicidad Ricardo Becher

Intrépido

Una música que es simulacro de lo que por entonces se había clasificado como beat (todo aquel sonido anglo que mediaba entre el entretenimiento atp del Club del Clan y el rock de la contracultura) y la locución final profesional, certera: “Teem: la bebida intrépida”. Estamos en el Antiguo Testamento del branding, el producto ya no es ofrecido por sus características (la alternativa ácida al sabor lima-limón hegemónico), sino por subrayar un lifestyle. Pero acá todavía es incipiente una versión pudorosa, que no inocente, de los mandatos imperativos del siglo xxi que se aplican a lo que el ensayista inglés Mark Fisher definió como nadie: Realismo capitalista. “Disfrutá”, “Rebelate”, “Probá tus límites”, “Renunciá”. La tanda en la vía pública, la televisión o YouTube conmina a una revuelta maniatada. Nacida para ser bienificada.
Entonces, como muestra la serie Mad Men, las usinas publicitarias corrían detrás, intentando descifrar a la segunda ola de la sociedad de consumo con sus extravagancias. Las bebidas soda (aquí gaseosas) formaban parte del mismo universo juvenil del primer rock and roll y así fueron tematizadas por el pop art anglosajón. No es que faltaran consumidores sino que había que aprender a aprehenderlos. “Intrépido” es el password para terminar de rubricar el spot de Ricardo Becher, realizador que alternaba cine publicitario y de autor. Cuando se filmó Sombrilla había incursionado en el cortometraje (De vuelta a casa, filmado en 1961, se estrenó en el olvidado festival de cortos del Di Tella en 1964) y alternaba con la producción de Tiro de gracia (1969), su opus magnum. Esta es la adaptación de una novela, un libro en los márgenes de la edición, de la recepción crítica y de la misma narrativa de los años sesenta. Su autor, Sergio Mulet, es también protagonista en De vuelta a casa y Sombrilla, y también el que se hace cargo en cuerpo entero del password publicitario: “Intrépido”.
Definido por Roberto Jacoby como “el más lindo de todos los del Moderno” o como “una especie de Monzón” por Marta Minujín, Mulet era uno de los Opium, los antipoetas del Bar Moderno con escaramuzas Vietcong en el Di Tella. Pero así como era capaz de escribir poesía y novela, también sobresalía por trompearse con los marineros que llegaban del Bajo y por modelar. Adonis del reviente aquí lo vemos en una secuencia que Becher parece extrapolar de Help!, la película de Richard Lester, con una starlet que define el otro polo sixtie: Liliana Caldini. La televisión la había consagrado un poco antes vendiendo cigarrillos Chesterfield con el bossa-pop “Tiritando” de Donald.
La arena es común a los dos filmes: playa y alegría de vivir lima-limón en Sombrillas; médanos y angustia existencial al borde del surrealismo en Tiro de gracia. Pero ahí Mulet empuña un revolver (terminaría sus días en Madrid trabajando como guardaespaldas antes de ser acuchillado por su propia mujer) y lo que suena es Manal, en un instrumental todavía inédito. Todavía intrépido.

Teem – «Sombrilla» (1969)
Dirigido por Ricardo Becher
Producido por Guillermo Smith
Con Sergio Mulet, Liliana Caldini